La segunda instancia de taller sobre el tema de Sabidurías alimentarias tuvo la participación de 13 personas que se unieron a la reunión desde Uruguay, Argentina y México principalmente. En esta oportunidad, Silvana Juri (Asociada al Instituto SARAS) desarrollo una introducción sobre el concepto y modelo de Sabidurías Alimentarias que trabaja en su tesis, destacando algunos aspectos sobre los cuales se enfocó este taller: la necesidad de desarrollar la creatividad como un ingrediente clave para poder navegar la complejidad y discernir el balance adecuado entre las dicotomías de: permanencia versus cambio, recordar versus recrear o visto de otra manera, el pasado y el futuro. Una de las ideas principales que se mencionó en esta primera parte fué la importancia que tiene la diversidad bio-cultural y de cómo esto se pone de manifiesto en las expresiones y prácticas cotidianas sobre la comida. Silvana recalcó la idea del “pluriverso”, el hecho de que habitamos muchos mundos dentro del mundo, dado que nuestras acciones son parte de una forma particular de “ver, entender y moldear el mundo”.
Para poder ilustrar de mejor manera algunas experiencias de prácticas alimentarias sabias, Carolina Gutiérrez (Profesora y candidata a doctora sobre Medio Ambiente y Desarrollo por la Universidad Autónoma de Baja California) participó como invitada compartiendo la experiencia de realización de un recetario comunitario vivo con miembros de la comunidad indígena de Kumeyaay (Baja California, México). Carolina compartió como el proceso de trabajo de este recetario permite, entre múltiples factores, preservar y valorizar la identidad cultural de la zona (su lengua, sus ingredientes, sus técnicas, las especies nativas) y fortalecer los sistemas alimentarios tradicionales especialmente asociados a saberes indígenas y no indígenas al mismo tiempo que fomentar la autonomía, la resiliencia ambiental, y la la no-dependencia de las cadenas industriales de alimentos. Carolina destacó cómo el recetario pasa a ser un factor importante en un espacio más amplio entendido como sistema de cuidados: cuidado de los recursos naturales y de los saberes asociados.
En este recetario, se ha trabajando participativamente con mujeres de la comunidad para recopilar información sobre prácticas, calendarios de cultivo, fiestas tradicionales, tipos de alimentos, plantas silvestres y nativas, preparaciones tradicionales y cotidianas, acompañadas tanto de ilustraciones (realizadas por niños de la comunidad) como por un diccionario que busca preservar los términos de la lengua tradicional.
Tras esta introducción que permitió mostrar cómo las dimensiones de las sabdiurías alimentarias aparecen inter-relacionadas en este ejemplo en múltiples niveles (desde lo individual u hogareño, hasta lo comunitario pero también a nivel global), se buscó avanzar hacia considerar la diversidad y la creatividad e imaginación como capacidades a ejercitar y desarrollar.
En la parte práctica del taller, se ubicó a los participantes en 3 grupos donde la consigna fué “desrecetar” un plato, es decir, generar un plato en una dinámica y formato de collage que permitir salir de las restricciones tradicionales de una receta, para promover la deconstrucción y la discusión e intercambio en torno a la elección de ingredientes y el sentido del plato. Cada grupo fué presentado con un espacio de trabajo virtual con una serie de ingredientes ofrecidos pero también con la posibilidad de agregar sus propios ingredientes (tanto alimentos como ideas).
Al finalizar el taller, cada grupo compartió los platos generados. Ellos resultaron en provocaciones o síntesis o propuestas visuales como forma de capturar las ideas y valores principales generados en los diálogos grupales. Tuvimos 3 platos: “Armonía de sabores con conciencia “(un plato/modelo creado a partir de 3 ejes destacando aspectos alimentarios, aspectos naturales y saberes desde diferentes partes de nuestra América), “Desayunamos juntas” (una receta de pan que propone el acto de un desayuno colectivo, donde se valorizan y destacan diferentes alimentos en base a múltiples preferencias y sabores), y “Semillas de futuro” (un plato a estilo buffet donde cada cual puede optar por vincular ciertos ingredientes y valores, vinculados al afecto, la naturaleza, los sabores y saberes).
Este espacio resultó en un formato diferente para motivar el diálogo y el aprendizaje colectivo. Resultó especialmente rico contar con aportes y miradas desde diferentes territorios del continente Americano, en dónde uno de los puntos de intercambio que se destacó fué el término utilizado para cada “ingrediente” o el tipo de especie o elemento y su disponibilidad regional. Desde una mirada de futuros, se consideró que quizás no estemos lejos de presenciar como algunas especies podrán adaptarse a otras regiones climáticas, y por ende, resulta interesante el desafío de pensar cómo construir un plato de esta manera. Más allá del desafío tecnológico de trabajar un collage virtual, se rescató como en última instancia, la creatividad es fundamental dado que en un mundo desafiante no siempre es posible usar lo que queremos sino lo que hay. Por otro lado, el espacio de diálogo e intercambio en un formato más lúdico, y la provocación a imaginar un futuro deseable fué positivo, permitiendo compartir experiencias y saberes, e incluso recordar nuestros pasados y nuestras historias.
